Hay conciertos que se quedan grabados en la memoria. Y luego están los que se graban en el corazón. Lo vivido este sábado en el barrio de San José Obrero en Cieza fue mucho más que un concierto: fue una celebración de la música, la emoción y el reencuentro con un público que nunca falla. El nuestro, el de Cieza.
Un año más, las fiestas del barrio se han convertido en una de las citas más importantes del calendario para RetroPop, y también en una de las más esperadas. Y no es para menos. Los días previos ya se respiraban nervios, ilusión y muchas ganas. Pero como si de una tradición se tratara, la tormenta volvió a hacer su aparición pocas horas antes del concierto, igual que ocurrió el año anterior, sembrando la duda y el temor de una posible cancelación.
Sin embargo, el cielo decidió darnos una tregua. Las nubes se abrieron justo a tiempo, como si supieran que allí había algo grande a punto de suceder. Y así fue.
El mejor público: el nuestro, el de Cieza.
El escenario se iluminó, los primeros acordes sonaron, y la magia explotó en forma de aplausos, coros y sonrisas. RetroPop lo dio todo desde el primer minuto, pero la gran sorpresa vino desde abajo: una marea de gente abarrotaba la plaza, con los brazos abiertos y las voces afinadas, dispuesta a cantar cada canción como si fuera la última.
Clásicos del pop y el rock español, himnos de los 80, 90 y 2000, y un repertorio que ya es marca de la casa fueron desfilando entre luces, emociones y una energía imparable. El público respondió con una entrega total, haciendo de cada tema un momento inolvidable.
La conexión entre RetroPop y Cieza volvió a demostrarse imbatible. Porque cuando el clima amenaza, pero la música y el cariño del público son más fuertes, no hay tormenta que lo impida.
Gracias, barrio de San José Obrero, por hacernos sentir en casa una vez más. Nos llevamos vuestros cánticos, vuestras ganas y, sobre todo, vuestro corazón.